No puedo ir, pero sí poner la foto.
Una cosa buena de mi horario actual es que el horario de verano es más largo que el que tenía antes, y el mismo que tuve en Gobierno Vasco: 4 meses enteros, de junio a septiembre.
Pero este año está siendo un año muy atípico en todos los sentidos, y el laboral es el más obvio. Tras dos meses de teletrabajo y solo un día de trabajo presencial, por fin la semana pasada se abrió la oficina al público y fui cinco días a trabajar. Pero era un horario raro, pues la mañana la hacía en la oficina y la tarde cogiendo llamadas desde casa.
Esta semana, como estamos yendo la mitad de la plantilla solo, me toca teletrabajar (y con este volumen de llamadas, de verdad que prefiero ir al mostrador, que el sonar-golgar-sonar es horrible), aunque como es horario de verano, ya solo por la mañana. Hoy a la 15:30 no me tendré que enchufar al ordenador.
Ya el lunes que viene (o antes, si así nos lo comunican durante la semana) volveremos a trabajar con horario normal, lo que paradójicamente supondrá estar más tiempo en la oficina que con el horario de invierno. Eso sí, ahora ya no tendré que estar en casa pendiente del teléfono.
Por otra parte, y esto es algo con lo que estoy muy cabreado, va a ser un verano atípico, pues como este año nos obligan a gastar el 75% de las vacaciones antes del 4 de septiembre, disfrutaré menos de la jornada de 6 horas, pues suelo ser muy fan de llegar a agosto con las vacaciones sin tocar, gastarme 2-3 semanas y llegar a otoño con un montón de días. Y este año eso se me chafa. Claro que, para más añadidura, también será mi primer verano desde 1999 en el que no voy a tener jornadas de rol.
En fin, confiemos en que 2021 sea mejor.
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