Adiós, oficina virtual.
A partir del lunes que viene retomamos del todo el trabajo presencial en Laguntza. Estas dos últimas semanas hemos estado medio equipo en el centro y el otro medio en casa, de modo que la semana pasada fui los cinco días y esta me he quedado en casa, pero eso ya se terminó. Salvo que nos digan otra cosa, retomamos ya la normalidad (dentro de la normalidad que permtien las medidas de seguridad, distancia, cita prvia, etc.).
Perderé la comodidad de trabajar desde el sofá de casa (que siempre es de agradecer), pero a cambio volveré a tener algo de relación con seres humanos en el trabajo y algo que no sea solo coger el teléfono, que si ya de normal es algo que no me hace mucho chiste (sobre todo cuando es el típico día en el que el teléfono no para de sonar ni un minuto), cuando es desde un ordenador se hace especialmente incómodo.
Queda pues embalado el ordenador que nos facilitaron de la empresa para teletrabajar y espero que de ahí no salga en otoño, pues sería síntoma de que no ha sido necesario un nuevo confinamiento por el temido rebrote que se prevé.
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