Habrá que combinarlo con un buen trago de fluído García.
Hoy ha sido una alegría ir a trabajar, pues cuando he llegado me estaba esperando un paquete: era un libro que había pedido por Internet y que por fin estaba en mi poder. Se trata de El Anacronópete, una antiquísima novela de ciencia fición, obra de Enrique Gaspar y Rimbau, y una de las primeras, si no la primera, en introducir una máquina del tiempo, antes incluso que la homónima de H.G. Welles.
No me voy a tirar el pisto de decir que la conocía y admitiré que no la descubrí hasta que la popularizó su aparición en el Ministerio del Tiempo. Tampoco negaré que la compré por eso. Primero la busqué en formato digital, pero al no encontrar ediciones decentes, la pedí por Internet y hoy me ha llegado, en una edición bastante bonita, por cierto.
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