No es un durum, son las escrituras del trastero.
Ayer recibí un inesperado correo electrónico, que era de la notaría donde había realizado la compraventa del trastero. Lo primero que pensé es que me iban a pedir aún más dinero. Pero todo lo contrario, era para decirme que, hechos todos los cálculos con la provisión de fondos y el coste final, el saldo era de 41,26 euros a mi favor. No me cambia la vida, pero recibir un dinero con el que no se contaba siempre hace ilusión, así que hoy he ido a notaría a poner el cazo, y he salido de ahí con dinerito fresco (una ínfima cantidad de lo que pagué, pero aquello no era inesperado) y de paso la copia física de las escrituras, lo que me convierte, a los ojos de un yanki, en legítimo propietario de mis bajotierras.
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