¡No son zombis, son inceptados!
Precedida de una gran expectación, y ensalzada por muchos fans de Nolan antes incluso de su estreno, Origen resulta ser una película más divertida de lo que prometía, pero también bastante menos profunda, y más simple que el mecanismo de un chupete, a pesar de lo que puedan amenazar sus compases iniciales.
La premisa, unos señores capaces de introducirse en sueños ajenos y alterarlos o robar información del subconsciente, es la enésima tuerca a la cien veces tratada y fina línea que separa lo que es real y lo que no, lo que es ficticio y hasta qué punto podemos confiar en nuestra percepción y en lo que creemos real. (¿He oído Shutter Island 2?)
Algunos la comparaban con mi detestada Matrix, y si bien es cierto que tiene puntos en común, Origen le gana sobradamente la partida a los Wachowski ya que tiene lo que tiene que tener una película para ser buena: es divertida. Sí, que no nos engañen, Origen es buen cine, pero buen cine de palomitas. Con todo lo bueno y todo lo malo que ello tiene. Nolan es humano, y sabe hacer bien las películas, pero yerra y dista de lograr la película redonda que muchos dicen, y no alcanza ese "algo" que daba la madurez a "el Caballero Oscuro".
No entraré en pormenorizar los errores de la película, que los tiene, aunque es cierto que no son tantos, pero sí diré que es una película demasiado tramposa, que se salta sus propias premisas constantemente y que pretende ofrecernos un enigmático final en el que quiere dejarnos varias posibilidades abiertas. Y lo siento, yo solo veo una. La escena del gato en el despacho del químico debería bastar y sobrar para darse cuenta de que para que una de las posibilidades fuera cierta habría que achacar al director unos fallos garrafales de raccord. Vamos, que si no es todo un sueño de Resines, perdón, de DiCaprio, que me expliquen por qué el gato aparece y desaparece según el encuadre, amén de unas cuántas otras cosas.
Pero si apagamos el cerebro y obviamos ese tipo de detalles, nos encontramos ante una película refrescante y bien hecha (con ciertas salvedades), una historia amena y ligerita (manida película de grupo de ladrones) y unas actuaciones correctas donde a nivel personal destaco a la algo sosa pero adorable Ariadne, interpretada por Elliot Page, quien ya me cautivara en Hard Candy (¿Se puede ser más cuqui?).
Fallos, claro está, se le pueden encontrar muchos, como la pelea a puñetazos en gravedad cero, el tempo de los sueños o que el plan dependa exclusivamente de que la víctima sea gilipollas. Pero todo vale si aceptamos que estamos en el mundo de los sueños.
Y puede que Origen no sea el peliculón que quieren hacernos creer, o puede incluso que en mi ineptitud no la haya entendido, y al más puro estilo Homer Simpson me haya inventado mi propia película. pero eso no me impide recomendarla a quien quiera pasar una tarde entretenida en el cine.
La premisa, unos señores capaces de introducirse en sueños ajenos y alterarlos o robar información del subconsciente, es la enésima tuerca a la cien veces tratada y fina línea que separa lo que es real y lo que no, lo que es ficticio y hasta qué punto podemos confiar en nuestra percepción y en lo que creemos real. (¿He oído Shutter Island 2?)
Algunos la comparaban con mi detestada Matrix, y si bien es cierto que tiene puntos en común, Origen le gana sobradamente la partida a los Wachowski ya que tiene lo que tiene que tener una película para ser buena: es divertida. Sí, que no nos engañen, Origen es buen cine, pero buen cine de palomitas. Con todo lo bueno y todo lo malo que ello tiene. Nolan es humano, y sabe hacer bien las películas, pero yerra y dista de lograr la película redonda que muchos dicen, y no alcanza ese "algo" que daba la madurez a "el Caballero Oscuro".
No entraré en pormenorizar los errores de la película, que los tiene, aunque es cierto que no son tantos, pero sí diré que es una película demasiado tramposa, que se salta sus propias premisas constantemente y que pretende ofrecernos un enigmático final en el que quiere dejarnos varias posibilidades abiertas. Y lo siento, yo solo veo una. La escena del gato en el despacho del químico debería bastar y sobrar para darse cuenta de que para que una de las posibilidades fuera cierta habría que achacar al director unos fallos garrafales de raccord. Vamos, que si no es todo un sueño de Resines, perdón, de DiCaprio, que me expliquen por qué el gato aparece y desaparece según el encuadre, amén de unas cuántas otras cosas.
Pero si apagamos el cerebro y obviamos ese tipo de detalles, nos encontramos ante una película refrescante y bien hecha (con ciertas salvedades), una historia amena y ligerita (manida película de grupo de ladrones) y unas actuaciones correctas donde a nivel personal destaco a la algo sosa pero adorable Ariadne, interpretada por Elliot Page, quien ya me cautivara en Hard Candy (¿Se puede ser más cuqui?).
Fallos, claro está, se le pueden encontrar muchos, como la pelea a puñetazos en gravedad cero, el tempo de los sueños o que el plan dependa exclusivamente de que la víctima sea gilipollas. Pero todo vale si aceptamos que estamos en el mundo de los sueños.
Y puede que Origen no sea el peliculón que quieren hacernos creer, o puede incluso que en mi ineptitud no la haya entendido, y al más puro estilo Homer Simpson me haya inventado mi propia película. pero eso no me impide recomendarla a quien quiera pasar una tarde entretenida en el cine.
Mi critica en Muchocine.
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