El cobrador del Frac, versión futurista.
¿Recuerdan aquel sketch de los Monthy Python y las donaciones de órganos, ése en el que venían a reclamar el hígado de un infeliz donante? Pues coja esa premisa, añada unos toques de Brazil (también de uno de los Monthy, Terri Gilliam) y conviértala en película de acción. Sírvase también a "homenajear" (no diré si plagiar hasta haber visto ambas) el musical "Repo: the genetic opera" y tenemos Repo Men, una pequeña joyita que tuve oportunidad de disfrutar ayer.
La premisa es fascinante: en el futuro los órganos no se donan, se compran y se pagan a plazos. Y si el desdichado comprador no puede hacer frente a los pagos, pues bueno. ¿Todo el mundo sabelo que pasa si no se hace frente a la hipoteca o las letras del coche, verdad?
Y en estas tenemos a Remy (Jude Law), un prestigioso recuperador de órganos, que junto con su compañero Jake (el en todos los sentidos enorme Forest Whitaker) se dedican a hacer su trabajo (son los mejores en lo suyo) hasta que se Remy se ve obligado a enfrentarse al sistema en una lucha fratricida que acabará con uno de los dos totalmente destruido.
Vamos, la premisa típica de las distopías. Pero como también es habitual, lo importante no es tanto lo que pasa sino el escenario en el que se desarrolla, un mundo dominado por un capitalismo feroz y caníbal, con ricos muy ricos y pobres muy pobres, contraste clamoroso de megaurbes y barriadas deprimidas de aspecto postapocalíptico, y sobre todo la hipocresía del sistema, con ese asesino que se planta en tu casa para arrancarte el pulmón no sin antes rellenar todo tipo de formularios. Y para la galería una gran frase: "No queremos que piensen, queremos que firmen".
La película es tremendamente divertida, con un estilo de dirección muy peculiar, muy a lo Kick-Ass, y un final relativamente sorprendente, y digo relativamente primero porque te va dejando pistas delante de las narices (que yo no supe ver) y segundo porque ese mismo final, bastante parecido, ya lo vimos en otra película, que no diré cuál es pero que el lector que haya visto ambas debería reconocer. Obviamente, una película de homenajes.
Y ya que la cosa va de homenajes, el video que mencioné al principio:
La premisa es fascinante: en el futuro los órganos no se donan, se compran y se pagan a plazos. Y si el desdichado comprador no puede hacer frente a los pagos, pues bueno. ¿Todo el mundo sabelo que pasa si no se hace frente a la hipoteca o las letras del coche, verdad?
Y en estas tenemos a Remy (Jude Law), un prestigioso recuperador de órganos, que junto con su compañero Jake (el en todos los sentidos enorme Forest Whitaker) se dedican a hacer su trabajo (son los mejores en lo suyo) hasta que se Remy se ve obligado a enfrentarse al sistema en una lucha fratricida que acabará con uno de los dos totalmente destruido.
Vamos, la premisa típica de las distopías. Pero como también es habitual, lo importante no es tanto lo que pasa sino el escenario en el que se desarrolla, un mundo dominado por un capitalismo feroz y caníbal, con ricos muy ricos y pobres muy pobres, contraste clamoroso de megaurbes y barriadas deprimidas de aspecto postapocalíptico, y sobre todo la hipocresía del sistema, con ese asesino que se planta en tu casa para arrancarte el pulmón no sin antes rellenar todo tipo de formularios. Y para la galería una gran frase: "No queremos que piensen, queremos que firmen".
La película es tremendamente divertida, con un estilo de dirección muy peculiar, muy a lo Kick-Ass, y un final relativamente sorprendente, y digo relativamente primero porque te va dejando pistas delante de las narices (que yo no supe ver) y segundo porque ese mismo final, bastante parecido, ya lo vimos en otra película, que no diré cuál es pero que el lector que haya visto ambas debería reconocer. Obviamente, una película de homenajes.
Y ya que la cosa va de homenajes, el video que mencioné al principio:
Cuidado con lo que donáis.
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