Si bebes, no conduzcas.
Como ya conté, mi viaje por China empezó en la no muy conocida Tianjin, ciudad sin excesivos atractivos turísticos, pero donde pude ver cosas que no todos los turistas tienen ocasión, como la universidad, o una cena en un restaurante chino de verdad, con chinos de verdad (y también otro día con chinos y kenianos)
También tenía su encanto poder pasear tranquilamente por un mercadillo sin que los mercachifles me acosaran, ya que al no saber inglés, y dar por hecho que yo no sabía chino (parte de razón ya tenían) ni se molestaban, y a diferencia de Beijing, Shanghai o Xi´An, podía mirar las cosas sin que me hostigaran.
Pero una cosa que me resultó graciosa de Tianjin, y que desde luego no era su atmósfera agobiante y contaminada, eran sus señales de tráfico, tan intuitivas como simpáticas.
También tenía su encanto poder pasear tranquilamente por un mercadillo sin que los mercachifles me acosaran, ya que al no saber inglés, y dar por hecho que yo no sabía chino (parte de razón ya tenían) ni se molestaban, y a diferencia de Beijing, Shanghai o Xi´An, podía mirar las cosas sin que me hostigaran.
Pero una cosa que me resultó graciosa de Tianjin, y que desde luego no era su atmósfera agobiante y contaminada, eran sus señales de tráfico, tan intuitivas como simpáticas.
Aquí nos anuncian de un concesionario en el que exhiben los coches en baldas.
Cuidado, zona de llamadas telefónicas graciosas
Zona habilitada para lanzarse contra ambulancias.
Prohibido aparcar, o un barrendero ciego se llevará tu coche.
Prohibido fumar con la mano derecha.
Ojo: zona de vehículos irascibles.
Maternidad: mamás camión dan a luz coches.
Carril Playmobil
Carril de coches saltarines
Precaución: gigantes saltando a la vía
Si puedes leer esta señal, probablemente estés despierto y no la necesites.
En otra ocasión contaré cómo fue mi viaje hacia Xi´An.
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