American Pie es una de las comedias más descacharrantes de finales de los 90, y como tal ha tenido varias secuelas, algunas con más gracia que otras. De ellas solo he visto la 2ª (grandiosa) y la 3ª (algo más floja), mientras que de las otras no puedo opinar. Aunque realmente ni siquiera se consideran parte de la "saga", siendo esta última entrega, 13 años más tarde, considerada la cuarta.
El planteamiento es bien simple: 13 años después, la cuadrilla de amiguetes decide reunirse y rememorar viejos tiempos, viendo cómo han cambiado sus vidas (salvo Stiffler, que sigue igual), pero manteniendo su habilidad para meterse en camisas de 11 varas y todo tipo de rocambolescas situaciones, a poder ser de índole sexual.
Porque nadie debería sentirse engañado si lo que se encuentra en American Pie es un humor de caca-culo-teta, con atractivas señoritas de escasa vestimenta, fiestas imposibles y absurdas situaciones de enredo. Porque es eso.
Luego ya, cada uno verá si eso le hace más o menos gracia. A mí personalmente, sin alcanzar los niveles de hilaridad de las dos primeras, me arrancó varias risas y alguna que otra carcajada. Aunque también explota un poco más su vertiente entrañable de volver a reunir al grupo de chavales del instituto, ahora convertidos en respetables treintañeros (y ayuda a la identificación con ellos el ser de esa misma edad, claro), y se agradece uno de los aciertos de la película, que es el de haber reunido a todos los personajes principales y a prácticamente todos los secundarios. No se olvidan de prácticamente nadie, y aunque algunos están metidos prácticamente con calzador (como la espectacular Shannon Elizabeth), es de agradecer volver a ver tanta cara conocida, y ver cómo han cambiado con los años.
Una película que sencillamente es lo que parece y da lo que promete. Adecuada secuela, aderezada además con música marchosa.
El planteamiento es bien simple: 13 años después, la cuadrilla de amiguetes decide reunirse y rememorar viejos tiempos, viendo cómo han cambiado sus vidas (salvo Stiffler, que sigue igual), pero manteniendo su habilidad para meterse en camisas de 11 varas y todo tipo de rocambolescas situaciones, a poder ser de índole sexual.
Porque nadie debería sentirse engañado si lo que se encuentra en American Pie es un humor de caca-culo-teta, con atractivas señoritas de escasa vestimenta, fiestas imposibles y absurdas situaciones de enredo. Porque es eso.
Luego ya, cada uno verá si eso le hace más o menos gracia. A mí personalmente, sin alcanzar los niveles de hilaridad de las dos primeras, me arrancó varias risas y alguna que otra carcajada. Aunque también explota un poco más su vertiente entrañable de volver a reunir al grupo de chavales del instituto, ahora convertidos en respetables treintañeros (y ayuda a la identificación con ellos el ser de esa misma edad, claro), y se agradece uno de los aciertos de la película, que es el de haber reunido a todos los personajes principales y a prácticamente todos los secundarios. No se olvidan de prácticamente nadie, y aunque algunos están metidos prácticamente con calzador (como la espectacular Shannon Elizabeth), es de agradecer volver a ver tanta cara conocida, y ver cómo han cambiado con los años.
Una película que sencillamente es lo que parece y da lo que promete. Adecuada secuela, aderezada además con música marchosa.
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