Aunque aún no ha comenzado el horario de verano, dado que la semana que viene no hay tampoco tarde, hoy he hecho la última tarde en la oficina hasta después de verano. Así, durante unos meses el lunes dejará de ser ese día matador en el que salgo de mi casa a las 7:30 y no vuelvo a la misma hasta las 22:15, cuando salgo de teatro. Con el consiguiente cansancio, claro.
Además, hoy con el solete tan majo que hacía, era especialmente duro estar en la oficina, cuando lo que apetecía era, como cuando de niño había que quedarse en casa estudiando o haciendo deberes, salir a la calle a jugar.
Además, hoy con el solete tan majo que hacía, era especialmente duro estar en la oficina, cuando lo que apetecía era, como cuando de niño había que quedarse en casa estudiando o haciendo deberes, salir a la calle a jugar.
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