Todos los años por estas fechas solemos reunirnos en Bergara para celebrar el cumpleaños de mi abuela, que este año contaba con un extra de emotividad, ya que este año se homenajeaba a los bergareses nacidos en 1925, por cumplir 87. Y mi abuela, aunque mondragonesa de nacimiento, estaba entre ellos. Con unos 87 años excepcionalmente bien llevados, dicho sea de paso.
El encuentro ha sido en el hogar del jubilado, donde había música, y un lunch para ellos, con regalo de diploma, placa conmemorativa, y un álbum de fotos (el que se ve) hecho por mi madre y mis tías. Y después nos hemos ido al txoko de mi tío a hacer la tradicional comilona anual, con esos deliciosos fritos y un estupendo solomillo, que aún estoy digiriendo.
El encuentro ha sido en el hogar del jubilado, donde había música, y un lunch para ellos, con regalo de diploma, placa conmemorativa, y un álbum de fotos (el que se ve) hecho por mi madre y mis tías. Y después nos hemos ido al txoko de mi tío a hacer la tradicional comilona anual, con esos deliciosos fritos y un estupendo solomillo, que aún estoy digiriendo.
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