A lo 007.
Gru: mi villano favorito me gustó bastante, y tenía mis suspicacias con respecto a esta secuela. Principalmente porque la premisa fundamental (villano que se convierte en bueno) ya la agotaban en la primera película, y en apariencia poco quedab ya que contar.
Con estos mimbres, era perfectamente posible que esta segunda parte hubiera resultado mediocre, convirtiéndose en un absurdo show de los minions sin sentido, pero lo cierto es que sale bastante bien a flote y mide bien todos los elementos.
Por supuesto que hay minions, naturalmente que hacen sus gracietas, y claro que tienen su parte importante en la trama. Pero lo que es importante: no la acaparan. El protagonista vuelve a ser, como ha de ser, Gru. Y aquí aparca su traje de villano Bond para pasarse al otro lado.
La trama es completamente previsible, pero es eficaz, y aunque en alguna ocasión abusa un poco del caca-culo-pedo-pis (sobre todo del pedo), no llega a ser cargante, y es divertida, con un final que pese a estar telegrafiado desde el minuto 1 (como en la primera entrega) es bonito y emotivo.
No es tan buena como la primera, ya que es difícil sorprender dos veces, pero al menos no es un destrozo, que es el miedo que tenía yo.
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