Arza, ozú.
Pasar del invierno a verano saltándonos la primavera. Hasta hace nada nos quejábamos por la lluvia y ahora estamos asfixiados. Pero importa menos, ya que ahora empalmo un par de días de vacaciones, y no vuelvo hasta el martes. Es una buena manera de acabar la semana que ha sido movidita, entre un horroroso dolor de garganta, que me trajo una bella fiebre, y la segunda parte de la endodoncia, la que de verdad duele, la de pagar. Y mañana tocará aún más calor, ya que me voy nada menos que a Sevilla, donde el sol será aún más abrasador.
¿Masoquismo? Tal vez.
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