Ira, alegría, tristeza, asco y miedo.
Siendo breve: Pixar lo ha vuelto a hacer.
Y no sorprende. De hecho, Pixar suele ser sinónimo de "obra de arte que te tocará la fibra", lo que deja las expectativas muy altas. Y no decepciona. Esta película, sobre las diferentes facetas de la personalidad, es todo un artículo sobre psicología (de andar por casa, pero psicología) y un repaso al fenómeno de la adolescencia, esa transición en la que dejas de ser niño para forjar la que será tu verdadera personalidad, y durante la cual los humanos muchas veces no se aguantan ni a sí mismos.
Pixar se ha especializado en hacer películas para adultos que también pueden ver niños (evolucionando desde el "películas de niños que también pueden ver adultos") y es que un niño no sacará ni el 10% del jugo que se le puede sacar a esta película, quedándose en el porrazo y el chiste, sin ver todo lo que realmente la película ofrece, que es mucho.
Una historia muy bien hilada, con personajes entrañables, muchísimo humor -¡Triple dental, triple dental!- y ese efecto de "eh, eso me ha pasado", que le da un punto aún más genial si cabe. A eso le sumamos las escenas emotivas, que junto con la estupenda banda sonora de ese compositor tan adecuado para la sensiblería como es Michael Giachinno, y ya tenemos otro nuevo clásico instantáneo.
Obra de arte. La pena es que el cortometraje "Lava" está muy, pero que muy por debajo del nivel al que nos tienen acostumbrados.
¡Triple dental, triple dental!
Obra de arte. La pena es que el cortometraje "Lava" está muy, pero que muy por debajo del nivel al que nos tienen acostumbrados.
¡Triple dental, triple dental!
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