La impresionante historia de cómo Tom Hanks consiguió aparcar en Nueva York.
Con la etiqueta de "basado en hechos reales" Clint Eastwood y Tom Hanks (muy bien escudado por Aaron Eckhart) nos cuentan la historia del vuelo 1549, un avión que debía volar de New York a Charlotte y tuvo que acuatizar en el río Hudson a los pocos minutos del despegue, a causa de un accidente con los motores. La historia tuvo un final feliz y las 155 personas que viajaban a bordo sobrevivieron, gracias a la pericia del piloto, Chesley Sullenberger (Sully), que consiguió no estrellar el avión.
O por culpa de la incompetencia del piloto, Charles Sullenberger, que se precipitó en su decisión y en vez de volver al aeropuerto, como se le había indicado, arriesgó de forma innecesaria la vida de pasajeros o tripulación, perdiendo un costoso Airbus A320 en el proceso.
¿Cuál de las dos versiones es la buena? Pues de eso va la película, que nos cuenta los momentos previos y sobre todo posteriores al suceso, así como nos enseña desde varios puntos de vista el incidente en sí, y logra, a pesar de que sepamos cómo fue la cosa, que nos agarremos a los asientos cada vez que nos enseña el momento en el que está a punto de estrellarse, incluso aunque esa escena nos la cuente en varias ocasiones.
Clint Eastwood es un director que me gusta mucho, y aunque aquí no alcanza el nivel de joyas como Gran Torino o Million Dollar Baby, juega a buen nivel y ofrece una película emotiva sin ser demasiado sensiblera, amable y agradable de ver.
A título de anécdota cabe criticar un par de supuestos anacronismos, como que el alcalde de la ciudad sea Giuliani (en 2009 era Bloomberg), o que en Times Square los anuncios fueran de Seinfeld y Playstation, más apropiados para 10 años antes.
A título de anécdota cabe criticar un par de supuestos anacronismos, como que el alcalde de la ciudad sea Giuliani (en 2009 era Bloomberg), o que en Times Square los anuncios fueran de Seinfeld y Playstation, más apropiados para 10 años antes.
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