No necesitan presentación.
Si hablamos de Friends hablamos de una de las sitcom más conocidas de la historia, y valorada por muchos como la mejor serie cómica de cuantas se han hecho, y espejo en el que se han mirado muchas posteriores. Evidentemente no ha inventado, ni mucho menos el género, pero sí que supuso un antes y un después, y muchas otras comedias, como por ejemplo mi querida Cómo conocí a vuestra madre, han sido acusadas de intentar parecerse demasiado a esta.
Y si ahora hablo de esta serie es porque la he "descubierto" recientemente gracias a Netflix, y voy por la segunda temporada, de manera que tengo capítulos para rato.
Eh, un momento... ¿ha dicho que nunca había visto Friends?
Así es. Esta serie, que estuvo muy de moda cuando estaba en la universidad, nunca terminó de llamarme la atención, y de hecho estaba tan hasta en la sopa que casi llegué a cogerle un poco de manía, por saturación. Llegué a ver un capítulo, un poco porque me obligaron, pero no le pillé la gracia. Y la verdad, a veces era frustrante no entender las constantes referencias que se hacía a la serie en cualquier conversación, y eso que con el tiempo algunas aprendes a pillarlas, que Friends, como pasa como con los Simpson (aunque en evidente menor medida) es posible que forme parte de la cultura popular, y aun sin haber visto la serie, era imposible no haber oído hablar de Ross, Monica, Rachel, Chandler, Joey y Phoebe, personajes que catapultaron a sus intérpretes a la fama.
Pero nunca es tarde si la dicha es buena, y aunque hará un año o así me vi un par de capítulos (y me parecieron entretenidos), ha sido ahora que me los han puesto cómodamente y en bandeja que me he puesto a verla del tirón. Y mis sospechas eran ciertas, me está gustando bastante.
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