Con los peripatéticos.
Francesc Orellá es un actor que me gusta bastante desde los tiempos en los que le vi en "El comisario", y es el motivo principal por el que me puse a ver esta serie, bastante popular en la televisión catalana.
Serie de instituto, con sus clichés de serie de instituto, con toques a lo club de los poetas muertos, nos cuenta la historia de Merlí Bergeron, un profesor de filosofía que revoluciona el instituto Ángel Guimerá cuando es enviado a hacer una sustitución y lo pone todo patas arriba con sus métodos tan particulares y su costumbre de cuestionarlo todo y pasarse todas las normas por el forro de los cullons. Pero como resulta ser tremendamente inteligente y carismático (y a veces seductor hasta puntos que rozan la ciencia-ficción), pues acaba llevándose a todo el mundo de calle y cayendo bien a todo el mundo.
Alternando las enseñanzas de Merlí (cada capítulo está centrado en un filósofo, que más o menos encaja con la trama) y las andanzas de los estudiantes, con un toque que me recordaba un poco a Skins (cada vez que veo una serie de instituto me pregunto qué narices hice yo con mi adolescencia), la serie se ve fácil, es amable y tiene sus momentos, por lo que sigue bastante bien. Tiene también sus momentos emotivos (otros son de vergüencita ajena), y el final casi me saca la lagrimilla, pues lo cierto es que consigue que la mayoría de los personajes caigan bastante bien.
Eso sí, recomiendo verla en el catalán original, no solo porque se pueda seguir sin hacer demasiado caso a los subtítulos, sino porque un día puse un cacho doblado por curiosidad, y me explotaron dolorosamente los oídos.
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