Velázquez no estaba disponible.
Las reformas del hogar son como un dolor de muelas, y a veces uno desearía tener el botón mágico que al pulsarlo lo diera todo hecho. Pero salvo que se tenga mucho dinero dicho botón no existe, y este es un proceso por el que hay que pasar. Y tampoco es que quiera hacer las obras del Escorial, pero alguna cosilla sí que quiero hacer.
Salvado el escollo del electricista, mis dos grandes frentes son suelo y paredes. Sobre este segundo punto ya hablé de mi pelea con el papel pintado, pero como no quiero tener las paredes simulando un refugio antinuclear caducado, pues les tengo que dar color. Y dado que no tengo paciencia como para estarle dando con el rotulador, pues qué mejor que recurrir a pintores.
Hablé con un par de ellos, me dieron presupuesto y ya me he decidido por uno, que era el que mejor precio me hacía. Tendré que elegir color, pero eso es problema del futuro Jokin, y en cualquier caso algo que haré después de poner tarima, puertas y rodapiés. A ver si esto lo pongo ya en marcha esta semana.
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