El mostrador a las 12:00.
Aunque podría haberme cogido hoy libre sin problemas, decidí venir a trabajar, y aunque no me arrepiento de ello ha habido momentos de la mañana en los que me he replanteado mi existencia.
Hoy estábamos muy pocos en la oficina, y era de prever que la afluencia de gente fuera escasa. De hecho, hoy estaba arriba, en oficina, haciendo papeleo (el volumen de papel era el de un día normal), y la mañana iba tranquila hasta que en un momento se ha desatado el caos. Media Bizkaia se ha puesto a llamar por teléfono, y ha sido un rato de colgar el teléfono y volver a sonar (con lo que me gusta la atención telefónica, oigan), pero también había horda abajo. Lo que hasta las 11 de la mañana era algo tranquilo, según me comentaban las compañeras, se ha convertido en un hervidero cuando ha empezado a llegar gente, toda de golpe, con una cola que casi me recordaba a los buenos tiempos de la RGI.
Entre los más reseñables, una mujer que no terminaba de entender por qué no podía tener el carnet de familia numerosa con solo un hijo menor de edad, o un pobre chino ciego al que le he tenido que explicar que no puede cobrar la pensión no contributiva porque todavía no lleva 5 años en España. La próxima vez que alguien os venga con eso de que los extranjeros en España cobran más ayudas, le decís que venga a explicármelo, por favor.
Tras el mostrador, otro rato en la oficina poniendo el papel al día, y entre una cosa y otra me han dado casi las 20:00. Día movido pero llevadero, sin tener que sufrir el aburrimiento.
¡Y mañana festivo!
Tras el mostrador, otro rato en la oficina poniendo el papel al día, y entre una cosa y otra me han dado casi las 20:00. Día movido pero llevadero, sin tener que sufrir el aburrimiento.
¡Y mañana festivo!
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