Estrenando bigote.
Se termina ya el fin de semana, así que me voy a los clásicos. El viernes después de comer me dedico al noble arte de buscar por las tiendas de Santutxu inodoros y platos de ducha para la casa (ya que estamos cambiando cosas, miremos de todo) y por la noche me voy a la lonja, a jugar a juegos de mesa.
El sábado por la mañana lo paso entre casa y casa, midiendo el baño y llevando cosas, para luego ir al gimnasio a sudar un poco. Y por la tarde, el evento deseado, la tarde de teatro. La minipieza "Una pieza más en la maquinaria", valga la redundancia, es nuestra aportación al recital de obras de microteatro de Muzzik, pero la que de verdad nos apetecía vendría después: Angelina o el honor de un brigadier, que hacíamos por segunda vez y por primera bajo el sello Dramatis Comediae. La disfruto incluso más que la primera vez, y se me pasa en un volado.
Luego me voy a tomar unos pintxos por ahí, pero me lían y acabo en el Azzurro, donde hacía bastante que no iba y me encuentro con viejos conocidos de la universidad que no había visto también en años.
Llega el domingo y por la mañana me voy un rato a sudar en la elíptica, luego como y juego un rato al RDR2 antes de salir a dar una vuelta por Gipuzkoa (Getxo) y vuelta a casa. Mañana toca curro y muchas llamadas telefónicas.
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