Gráficos pixelart, como debe ser.
Mi reciente adquisición para la consola, cortesía del Game Pass de Microsoft es este simpático simulador de partidas de rol de mazmorreo, con un estilo gráfico muy simpático, unos puntos de humor bastante graciosos y sobre todo un factor adictivo bastante serio.
En él manejamos a un grupo de jugadores de rol, que se enfrentan, con sus personajes, a la historia y los enemigos que les va planteando el Director de Juego, con un sistema de combate por turnos, muy al estilo de Final Fantasy. Iremos haciendo misiones para ir avanzando en la historia que, simple como un botijo, es la excusa para ir con los monigotes partiendo cabezas.
Por el camino iremos consiguiendo oro para conseguir mejoras dentro y fuera de la partida. Así, podemos comprar snacks para los jugadores, mesas de distinto material, dados mejores... todo ello con el tesoro que vamos consiguiendo dentro de la partida, logrando así el dueto clásico del género: tesoro y PX.
Un detalle gracioso es que, así como cada clase de personaje tiene sus habilidades y características, los jugadores que elijamos también tienen sus propios atributos, lo que da de sí para hacer combos y es todo un aliciente para quien sea amigo de los retos y la optimización.
Tal vez sí le veo que es un juego de adicción explosiva, que lo coges, le metes tres horas seguidas, y poco a poco, al ver que es todo el rato un poco igual, lo acabas dejando. Pero la tripada que me pegué el domingo no me la quita nadie.
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