Puppy sin turistas, una visión poco común.
Euskadi es una de las comunidades que pasan de fase en la gala de hoy de Operación Corona, lo que significa que a partir del lunes nuestros agentes de la condicional soltarán un poco la correa, de modo que podremos ir a tiendas, a bares, a ver a los amigos... (ahora lo que pido es que la gente no se dedique a hacer el cafre y no toque recular, que el estado de alarma es un deporte de equipo), y para celebrarlo, aunque esto ya se podía hacer desde la semana pasada, nada mejor que dar un buen paseo, y concretamente me apetecía replicar el último paseo que di antes de que nos mandaran a todos a casa, aquel 15 de marzo que ahora parece tan lejano.
En lo que prácticamente es una línea recta, he encaminado mis pasos a uno de los lugares más icónicos del Bilbao moderno, el museo Guggenheim, cuya explanada mostraba ese poco habitual aspecto, sin turistas revoloteando. Bueno, supongo que habrá sido lo habitual estas semanas, pero obviamente no he ido a comprobarlo.
Después de saludar al solitario Puppy he vuelto a casa, con un control perfecto de los tiempos, pues ha sido entrar en el portal y comenzar un tormentón de los de ir juntando animales de dos en dos por si acaso.
Y así, de paso, pues no he tenido que recorrerme tantas veces el pasillo de casa, que ya lo tengo muy visto.
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