Ya vendrán las vacas flacas, pero de momento a disfrutar.
Otro domingo que se va, otra entrada en esto que hace tiempo se convirtió en una sección fija del blog (que, a fin de cuentas, empezó siendo eso, mi diario).
El viernes fui al trabajo un poco zombi, pues no había dormido muy bien, de modo que cuando llegué a casa después de comer cayó una buena siesta. Luego a casa de unos amigos, plan de juegos de mesa y merienda (aunque una de sus huronas insistía en que la merienda fuera yo). Le dimos al U.S. Telegraph, al Azul y al arroz frito con pollo, que no es un juego de mesa, pero apetecía.
U.S. Telegraph
El sábado por la mañana voy a jugar a Marvel Champions y probamos algunas cartas de DC en un curioso crossover: Capitán América, Bruja Escarlata, Nightwing y Supergirl contra Gorila Grodd. Ganamos.
Luego un pintxopote y por la tarde a la lonja, donde jugamos una larga partida de Die Macher, juego que simula la política alemana y tras varias horas de partida, la cosa termina en empate (y mira que es difícil, porque empatamos a 402 puntos). Y como nos dieron las tantas jugando, de ahí a casa.
Una jugada magistral en Baja Sajonia me dio un montón de puntos.
El domingo por la maána lo dedico a descansar y jugar a Farcry Primal, y por la tarde, como tenía baloncesto a las 20:00, aprovecho para ir al cine a ver la deliciosamente infame Moonfall (mañana me explayo más) y al salir me doy un paseo hasta Miribilla, donde asisto al mejor partido hasta el momento de la temporada, entre dos de los equipos más en forma ahora mismo de la ACB (Bilbao y Manresa). El equipo visitante, que jugaba de maravilla, fue por delante durante 34 minutos en el marcador, llegando a alcanzar distancias de diez puntos, pero echando huevos y con el apoyo del público, Bilbao Basket supo dar la vuelta al partido y terminar ganando 89-82. No parece que este año el descenso vaya a ser una de nuestras preocupaciones.
Y eso ha sido todo, ahora 6 días laborales por delante (el sábado que viene toca trabajar).
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