Comparativa de tamaño, lo marcado en azul sería más o menos la otra mesa.
Uno de los muebles que me vinieron con el piso, y que como encontraba práctico me lo quedé, era la mesita del salón. Una cosa cutre de Ikea, pero que por altura me iba muy bien y es práctica para el uso que suelo darle. Pero sí que es verdad que para según qué cosas se quedaba un poco escasita (jugar a juegos de mesa, por ejemplo, era un dolor), y llevaba tiempo queriendo cambiar. Sin embargo, tampoco me valía cualquier cosa, pues una mesa más alta entorpecería mi costumbre de ver la tele despatarrado en el sofá.
Así que opté por la solución fácil: mirar en el catálogo de Ikea si había alguna mesa que fuera igual que la mía pero un poco más grande. La había, la tenían en stock y ahí me planté. La parte de ir, metro hata Bagatza y andar un poco, bien. Y en mi cabeza sonaba muy fácil lo de ir andando con la mesa hasta el metro de Ansio, que tampoco es algo que pese una exageración.
Digamos que me vine muy arriba, y que el camino tanto hasta el metro, como desde el metro a casa se me hizo muy cuesta arriba, y llegué a casa sudado cual pollo.
Luego ya la parte del montaje fue sencilla, que tiene poco misterio, y aunque, oh sorpresa, cojeaba ligeramente, pude hacer el apaño y ya tengo una mesa un poco más decente en el salón.
1 comentario:
Recuerda que ahi esta tu papi con el 4491 JMM para estas cuestiones
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