No da puntada sin hilo.
Leonard es.. un sastre, que trabaja para... la mafia. Con ese título nadie lo habría adivinado, ¿verdad?
En su elegante sastrería, mira para otro lado mientras los mafiosos llevan a cabo sus tejemanejes y él permanece al margen, hasta que pasan cosas y ya no se pueden quedar tan al margen, teniendo que demostrar el, en apariencia, apocado sastre que no lo es tanto cuando las cosas se disparan.
Con una acción que se desarrolla en un único lugar y pocos personajes, estamos ante un thriller de corte noir que perfectamente podría haber sido una obra de teatro, que maneja muy bien el suspense y que resulta sumamente disfrutable. Una de esas películas que cuando se terminan dan la sensación de haber durado 40 minutos y no 100.
Muy a gusto.
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