Uno de los mejores cómics ficticios del mundo.
Ya metidos en gastos, toca el turno a mis cómics imprescindibles. Como siempre, toca explicar que no necesariamente tienen por qué ser los mejores. Hay algunos que no son gran cosa y a mí me dicen mucho, como hay verdaderas obras maestras que no se verán aquí porque no tienen ningún significado especial para mí. Una lista arbitraria y sujeta a lo que opino en el momento de escribirla, pero mi lista, al fin y al cabo:
¿Quién le zurcía los calcetines al rey de Prusia mientras estaba en la guerra?: Es un buen cómic, sí, pero no tiene nada fuera de lo común y puede sorprender verlo en una lista así. Pero esto va de cómics que de un modo u otro son especiales, y este lo es por la persona que me lo regaló.
Don Miki: Aquí incluyo no solo las aventuras del célebre ratón de Disney, sino todas las historietas de Miki (que más tarde descubriría que se llamaba Mickey), Goofy, Donald, Chip y Chop, los Golfos Apandadores, el Tío Gilito, los Jóvenes Castores (cuya colección de libros disfruté como un enano, que es lo que era) y un largo etc. De niño pasaba horas con estos tebeos.
Las aventuras de Tintín: No exagero si digo que he leído cada número un mínimo de 25 veces. Es más, probablemente me quedaría corto, y es que mi padre tenía la colección, y siempre me fascinaron. Sobre todo cuando era muy pequeño y le mangaba a escondidas los tebeos.
Asterix y el caldero: El único tebeo de Asterix que tuve de niño, y por tanto el que más veces he leído, siendo además uno de los que más me gusta. Además, sirvió para que la persona a la que se lo regalé pudiera por fin tener la colección completa.
Mortadelo y Filemón: Pertenezco a esa generación que prácticamente aprendió a leer con los tomos de Superhumor de Bruguera, y aunque engloba muchas otras obras imprescindibles, Carpanta, 13 rue del Percebe... que yo usara "mortadelos" como sinónimo de tebeos, quiere decir bastante. Con especial cariño recuerdo aquellas revistas de historietas, con sus billetes y sus historietas "de mayores" que de niño me aburrían y que de no tan niño me parecían a veces lo mejor de la revista.
Dragon Ball: La serie de dibujos ya apareció reseñada en la entrada correspondiente. Y si la serie de dibujos me encantó, el cómic no fue menos. De hecho, si tuviera que elegir, me quedo con el segundo. Curiosamente, empecé la colección por la serie roja (que empezaba con Goku volviendo de Namek) aprovechando que a la vez reeditaban la regular, y fui comprando los números bajos y altos hasta que empalmé y pude terminar la colección.
Maus: Si tuviera que llevarme un cómic a una isla desierta, sería Maus. Oh, qué simpático, es el holocausto con ratoncitos. ¿Simpático? Los cojones.
El Capitán Trueno: El caballero andante de Ambrós y Mora, el héroe de la reconquista, las cruzadas y su frase "Santiago y cierra España". Rancio (sin llegar a los niveles de Roberto Alcázar y Pedrín) y con anacronismos (sin llegar a los niveles de su tatarabuelo "El Jabato"), fue parte de la juventud de mi padre con las aventuras del Capitán, Goliath y Crispín, sus viñetas también formaron parte de mi infancia.
Dios ama, el hombre mata: Este excelente cómic de la Patrulla-X me lo regaló, creo recordar, mi abuelo, y como todavía era muy niño, no le presté demasiada atención. Pero más adelante me gustó bastante, y cada vez que lo leía (y lo iba entendiendo más), le encontraba nuevos matices y lo disfrutaba mucho más. Una de las obras imprescindibles de la Patrullosa.
Don Celes: Para cerrar la lista, esta tira cómica que acompaña desde tiempos inmemoriales las páginas de El Correo (entonces "El Correo español"), que era el periódico que se leía en casa y sobre todo el que leía mi abuelo. Y de ese periódico recuerdo, antes incluso de aprender a leer, las andanzas del famoso bilbaíno de papel.
Y como extra, uno con cuyos autores tengo mucha relación:
Tragon Fall:
Parodia de Dragon Fall, que a su vez era parodia de Dragon Ball, Tragon
Fall es un cómic que perpetramos mi compañero de clase (y por azares
del destino hoy primo político) Jon y yo, en el que los alumnos de
nuestra clase buscábamos las bolas del legendario Petiso Tragón para
poder conseguir un deseo, siendo los malos, como no podía ser de otra
forma, los profesores de ese curso. Yo hacía los guiones, Jon los
dibujos, y luego hacíamos fotocopias que vendíamos a los compañeros de
clase, que estaban encantados de verse parodiados en nuestra obra.
Como siempre, me dejo muchas viñetas en el tintero. Algunas incluso tengo la colección, como Batman (podría hacer una lista solo con "10 historias de Batman que"), Bone o The walking dead. En otros la tuve en su día (o me la prestaron), como "Ranma 1/2", "Video Girl Ai" o la maravillosa y perturbadora "Monster" (sí, también compraba manga, antes de que empezaran con la gilipollez de editarlo en sentido oriental) o leí los de mi padre, como Blueberry o el mencionado Jabato (a cuyos atroces anacronismos me gustaría dedicar algún día una entrada). Otros me evocan las tiras del periódico, como Mafalda, el Fantasma o Flash Gordon (que en aquellas tiras aparecía como "Roldán")y muchos, más que obras concretas, era revistas de historieras, tipo Pulgarcito, Pumby o "El libro gordo de Petete". sin olvidar, claro, aquellos tomos recopilatorios de los superhéroes Marvel.
Si mi memoria fuera mejor, la lista sería casi eterna.
Si mi memoria fuera mejor, la lista sería casi eterna.
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