Queremos la concha de hablar.
En la línea de las películas modernas de ciencia-ficción juvenil, tratando de seguir la estela exitosa estela de "Los juegos del hambre", como intentara hacer la desastrosa "Divergente" pero con más gracia. A ver, no es una maravilla, no pasa de ser un entretenimiento sinsorgo sin demasiado sentido. Pero es eso, entretenida.
Un híbrido entre Cube y El señor de las moscas, con aires de Starship Troopers, va de un grupo de adolescentes que son encerrados en una explanada rodeada por un letal laberinto. Una vez al mes, entra uno nuevo con sus recuerdos borrados y debe adaptarse. Entre todos intentarán encontrar la forma de salir y desenmarañar los secretos del letal laberinto, encontrando letales amenazas tanto internas como externas.
El salto de fe que hay que hacer para creerse según qué cosas de la trama (que un grupo de adolexcentes-a-veinteñeros que no ha visto una chica en 3 años no muestre el más mínimo interés sexual en la atractiva muchacha que aparece, no me o creo, hay una cosa llamada hormonas), y tiene algún que otro deus ex machina demasiado poco verosímil, pero al menos no aburre, y eso es de agradecer.
Sí fastidia un poco más que la película siga la política de Michael Bay en Transformers de luchar por la integración laboral de los enfermos de Parkinson, contratando a un afectado para que haga de cámara, con lo que en las escenas de acción no hay quien se entere de un pijo.
Pero lo dicho, si uno busca una película de entretenimiento juvenil y está dispuesto a dejarse el espíritu crítico en casa, puede ser una propuesta válida para pasar el rato.
No hay comentarios:
Publicar un comentario