¡Me pido el amarillo!
Esta lista es complicada de hacer, entre otras cosas porque el juego que debería estar aquí en primer lugar se pierde en la noche de mi memoria. Recuerdo, vagamente, que de niño tenía uno de estos packs de juegos tipo Juegos Reunidos (no, no era "Juegos Reunidos") que venía con muchos juegos de mesa, y que me encantaba. Recuerdo que de ahí viene mi afición por el color amarillo, pues era el que siempre elegía para jugar (muchas veces incluso yo solo, manejando a los demás colores como si fueran de jugadores ficticios). Y son muchos más los juegos de mesa de la infancia cuyo recuerdo ya he ido perdiendo, pues recuerdo más el estar jugando que juegos concretos. Aun así, voy a hacer una de esas listas que prácticamente solo valen en el momento. Peor bueno, si me vienen a la cabeza, por algo son, 10 juegos de mesa que tienen algún significado.
-Heroquest: Se puede decir que fue mi banderín de enganche con los juegos de rol, y guardo un grato recuerdo de aquellas tardes de finales de la infancia, saqueando mazmorras y matando goblins.
-Guerra del anillo: Es un juego que me encanta y uno de los que no me canso de jugar, que es además la excusa para quedar con mi amigo Pablo (que casi siempre me gana el jodío) y se ha convertido en nuestro ritual, quedar para jugar a este juego, que cuenta también con el honor de ser el primer juego al que dediqué una reseña en este blog.
-Guerra del anillo: Es un juego que me encanta y uno de los que no me canso de jugar, que es además la excusa para quedar con mi amigo Pablo (que casi siempre me gana el jodío) y se ha convertido en nuestro ritual, quedar para jugar a este juego, que cuenta también con el honor de ser el primer juego al que dediqué una reseña en este blog.
-Dune: Y si la cosa va de juegos que sirven de excusa para quedar con amigos, no podía dejar fuera el Dune, motor de tantas y tantas quedadas de amigotes en Casaiñigo. Debo decir del Dune que es un gran juego, pero que dada la complicación de las reglas (demasiada excepción) no recuerdo haber jugado dos partidas con las mismas reglas.
-La furia de Drácula: Otro divertido juego temático en el que me encanta jugar como Drácula. Consigo no ser tan zopenco como en mis primeras partidas, pero no termina de dárseme bien lo de esconderme sin que me pillen. En cambio, lo de cazar al vampiro se me da algo mejor.
-Risk: Una cosa que siempre me han gustado han sido los mapas, y si le sumamos que me gustaban los juegos de mesa, se entiende que me quedara embelesado cuando veía a los niños "mayores" jugando a este juego que en cuanto pude me compré, aunque es verdad que muchas veces acababa jugando yo solo (y con las reglas inventadas, pero ese es otro cantar). Pero sin duda, el Risk es también un gran recuerdo de aquellas míticas partidas en Santa Pola.
-Parchís: Y también en Santa Pola un juego al que en su día jugué bastante fue al Parchí, con interminables y bizantinas discusiones sobre las reglas (pecadillos de juventud, ya se sabe). También jugué bastante, aunque de forma más civilizada, en 1º de carrera (en segundo nos pasamos al Trivial Pursuit).
-Quina: Esto sí que se remonta a mi más tierna infancia, a las sorbemesas de Año Nuevo en Bergara. La quina no es otra cosa que el bingo, pero basta con hacer una línea para ganar. Nos daban la paga en calderilla y nos jugábamos emocionados nuestras moneditas. La sensación de que la abuela sacara de la bolsa y cantara el número que necesitabas para gritar "¡Quina!" y hacerte con todas las monedas de la mesa, era un placer sin duda indescriptible.
-Time is up!: Un juego divertidísimo que siempre es una buena fuente de carcajadas (y al que, por cierto, casi siempre gano, levantamiento de ambas cejas a la vez) Este juego fue todo un emblema de los viernes de Zubiarte. En ese sentido, metería también el Jungle Speed, pero esto casi que lo dejamos en la categoría de deportes de riesgo...
-Battlestar Galactica: Una grandísima serie con un juego a la altura. Aunque debo admitir que me cuesta mucho que no me pillen cuando soy cylon.
-Arkham Horror: Me encanta por estética y por temática, y además es un cooperativo al que hemos jugado bastante. La pega, quizás, que es un poco farragoso de reglas y despliegue (mejor no nos metemos ya con expansiones), pero mola. También me gusta su pariente cercano, "Las mansiones de la locura", pero peca de tener un despliegue aún más farragoso.
-Arkham Horror: Me encanta por estética y por temática, y además es un cooperativo al que hemos jugado bastante. La pega, quizás, que es un poco farragoso de reglas y despliegue (mejor no nos metemos ya con expansiones), pero mola. También me gusta su pariente cercano, "Las mansiones de la locura", pero peca de tener un despliegue aún más farragoso.
Bonus track: Munchkin: Una mierda de juego, una broma llevada demasiado lejos que la gente no supo entender, tomándose en serio un juego que es una parodia y que tiene unas reglas deliberadamente malas. Sin embargo, debería estar en esta lista, ya que tengo el honor de poder decir, como en el sketch, que "yo traje el Munchkin a Euskadi". Cierto, cuando nadie conocía el juego, hace más de 10 años, puede que 12, lo descubrí por catálogo, lo compré, lo llevé a unas jornadas y ahí se puso de moda. La que lié.
Como siempre, en una lista de estas hay ausencias, algunas de ellas las recuerdo, como el Kremlin, el Junta, el Palé (la versión spanish del Monopoly), Bohnanza, King of Tokyo, Puerto Rico (a cuya versión en Excel le metí bastantes horas), las cartas Magic (supongo que se podría debatir si tienen sitio aquí los JCC), El cetro de Yarek, Pigmeos, etc. Y muchos de los que me acordaré en cuanto dé a publicar y piense "¿cómo me he podido olvidar de...?" Y muchos juegos que están aún por descubrir.
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