¿He dicho ya que me encanta Luis Tosar?
Un hombre que trabaja como director de una sucursal bancaria se encuentra con una desagradable sorpresa cuando va a llevar a sus hijos al colegio: una llamada proveniente de un teléfono que alguien ha colado en su coche, advirtiéndole de que lleva una bomba. Y la voz al otro lado le plantea un chantaje: o le paga casi medio millón de euros, o el coche explota con él y sus hijos dentro.
Esto da pie a un tenso thriller con el que es difícil no acordarse de películas como "Última llamada", con la tensión de tener que domar decisiones rápidas y la claustrofobia de tener que hacerlo sin salir del coche, con un Luis Tosar en su soberbio nivel habitual y un Javier Gutiérrez fabuloso en su papel de villano.
La película, que tiene su parte de crítica al sistema bancario, resulta bastante redonda, en cuanto a que, de forma más o menos satisfactoria, deja claras las motivaciones del antagonista y se molesta en dar un cierre a la historia, no limitándose a plantear una situación tensa y dejar la cosa colgando como hacen otras. Si a eso le sumamos unas buenas actuaciones, una puesta en escena más que digna y unas escenas de tensión muy bien llevadas, sin que den un respiro al espectador, nos encontramos ante una película cuando menos notable.
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