¡Y volvió a lo grande!
Hace aproximadamente un año un nuevo fenómeno nacía en la televisión y rápidamente su nombre y su fama se propagarían por las redes sociales; era el Ministerio del Tiempo, una serie que a muchos nos hizo recuperar la fe en la televisión y que consiguió lo que ningún programa (con permiso de Eurovisión) había logrado en años, que yo estuviera delante del televisor a una hora concreta esperando la emisión de mi programa favorito.
Y es que el Ministerio del Tiempo ha trascendido, con un fenómeno fan que nadie esperaba hace un año, y con mucho movimiento en Internet. Pero ahora tocaba la prueba de fuego, ver cómo funcionaría esta segunda temporada, pues no éramos pocos los que temíamos que pudiera morir de éxito y que ese intento de "llegar a más gente" pudiera desvirtuar lo que ya era perfecto.
Pero ahí que estábamos todos ayer, con la ilusión de un niño, pegados a la tele, comentando por Twitter o por Whatsapp lo ansiosos que estábamos por que empezara, aguantando el mega-resumen de la primera temporada, como aguantamos los cuartos y el carillón en Nochevieja. Y por fin empezó.
Y no me decepcionó ni un ápice. Un gran capítulo para empezar la temporada, con un argumento interesante, unos momentos y frases para la posteridad (no por previsible menos memorable ese autoguiño de Ramón Langa), con muchas risas e incluso uno de mis miedos (que Peris-Mencheta estropeara el episodio) disipados. Me gustó, me reí y por supuesto me dejó con ganas de ver ya el siguiente episodio.
¡El Ministerio ha vuelto!
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