15 años después, vuelven a la carga.
La primera parte, la de 2001, pasa por ser una de las comedias más tronchantes de lo que llevamos de siglo, y era de esperar que esta secuela, por mucho tiempo que hayan tenido para prepararla, no estuviera a la altura, pues no lo está. Pero ni de lejos, vaya.
Es verdad que tiene sus puntazos, algunos bastante graciosos he de decir, pero no se acerca al grado de hilaridad que sí tenía su genial antecesora. Aquí es un pasarratos con momentos bastante insulsos, basado sobre todo en los cameos de amiguetes y las referencias visuales a otras películas o a momentos de la cultura pop.
Basada en sucesos que ocurren 15 años después, nos cuenta, con bastante gracia, qué pasó a los protagonistas en ese tiempo y nos traslada a un Derek Zoolander retirado (e igual de idiota) y a su rival y amigo Hansel McDonald, que deben volver a la moda, un mundo que ahora les resulta completamente ajeno. Y para terminar de liarla, un insidioso y retorcido plan del pérfido Mugatu (genial Will Ferrell) meterá a la Interpol por medio.
Una historia tontorrona con mucho cliché, mucho chiste autorrecurrente y un pasarratos innecesario pero aceptable. O aceptable pero innecesario, según si ha gustado más o menos.
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