Increíbles efectos especiales: Mario Casas sale todo el rato con la camisa puesta.
Un exitoso hombre de negocios es acusado del asesinato de su amante, y todas las pruebas parecen estar de acuerdo en señalarle como culpable, pues el asesinato se comete sin testigos, en un sitio del que salvo él y la víctima nadie podría en principio haber salido. Y ante este nefasto panorama tiene tres horas para preparar con su abogada (una colosal Ana Wagener) una versión convincente que le permita salir airoso.
Y con esto se forja un thriller bastante funcional, que recuerda muchísimo a El Cuerpo, con quien comparte director. Contratiempo juega a parecer previsible sin realmente serlo, con giros que, superada la barrera de la inverosimilitud, funcionan bastante bien y con una historia que va ganando interés de menos a más, y que además deja los cabos bastante cerrados, salvo por la parte de la perdonable concesión a la fantasmada efectista.
Como punto flojo tiene un ritmo que no me terminaba de convencer y un Mario Casas que... es Mario Casas, no pidamos peras al olmo. Pero el habitualmente soberbio José Coronado está aquí un poco más discreto. Bien, pero discreto. Bárbara Lennie, correcta pero sin alardes.
A título de curiosidad, varias escenas de la película fueron rodadas en Bizkaia, y es fácilmente reconocible el aeropuerto de Loiu, lo que siempre le da un plus de localismo.
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