El indudable atractivo visual del dueto protagonista.
Estamos ante una película que podría haber sido buena, PERO.
Una extraordinaria fotografía acompaña a una premisa más que interesante, y que bien explotada podía dar mucho de sí: una expedición de colonos interplanetarios tiene que ir a otro planeta, para lo que tienen que permanecer en animación suspendida durante 120 años, dejando atrás y para siempre toda vida pasada. Por el camino algo sucede que hace que dos pasajeros despierten antes de tiempo, y se encuentran ante la tesitura de que quedan 90 años para llegar, por lo que morirán solos en esa nave, sin más contacto humano.
La idea bien, y más cuando ¡ALERTA, SPOILERS! es él quien despierta primero, y tras estar un año completamente solo, sin más compañía que la de un camarero androide, decide que necesita compañía humana y comete lo que sabe que es un acto de puro egoísmo, despertando a una de las pasajeras (ojo, que no se va a por la fea, no, se va a por Jennifer Lawrence), pero sin atreverse a contarle la verdad.
Hasta aquí bien, e incluso se llegan a entender muchas cosas. Es entendible la actitud de él y lo es la de ella. Incluso no choca del todo que se enamoren, es natural, y da mucho juego el que sea una relación involuntariamente tóxica en la que ella es sin saberlo la víctima de un secuestro y concibe a su captor no como tal, sino como compañero de celda. Y mientras la película juega con la idea del "he hecho algo horrible, pero no me quedaba otra" de él, pues bien. Incluso me gusta la reacción de ella al enterarse de la realidad.
Pero ya. Lo que podría ser una buena, o al menos digna, película de ciencia ficción se estrella contra un muro, producto de la cobardía del guión, pues en vez de arriesgar e innovar tira por lo cómodo y se instala en la vía de la mediocridad. El personaje de Jennifer Lawrence se convierte en un florero, siendo ÉL quien hace y deshace, y el mayor logro de la rubia (además de ser muy guapa) es aporrear botones al azar hasta que activa de casualidad el truco del robomédico, haciendo algo, por otra parte, terriblemente estúpido. Todo eso eso sin parar de gimotear cual colegiala.
Pero ya. Lo que podría ser una buena, o al menos digna, película de ciencia ficción se estrella contra un muro, producto de la cobardía del guión, pues en vez de arriesgar e innovar tira por lo cómodo y se instala en la vía de la mediocridad. El personaje de Jennifer Lawrence se convierte en un florero, siendo ÉL quien hace y deshace, y el mayor logro de la rubia (además de ser muy guapa) es aporrear botones al azar hasta que activa de casualidad el truco del robomédico, haciendo algo, por otra parte, terriblemente estúpido. Todo eso eso sin parar de gimotear cual colegiala.
A ver, que él la despierte es una actitud egoísta y dañina pero comprensible, pues a fin de cuentas es muy difícil ponerse en su situación, igual que es comprensible que ella se enamore, primero porque no sabe de qué va el pastel y segundo, es la única compañía humana que tiene. Incluso es aceptable que ella le perdone al entender sus motivaciones, pero ya que se reenamore de él y su personaje se convierta en una estúpida masa gimoteante es lo que me parecía más ridículo. Me rechinaba mucho la parte en la que él, en modo perdonavidas supremo manda y dispone "YO establezco que tú vas a ir a la cápsula, YO establezco que tú vas a ir a dormir 90 años, YO establezco que tú vas a escribir tu libro..." "Pero estoy tan bueno y soy tan irresistible, que tú, mujer, desobedeces mis generosas órdenes y renuncias a tu vida para estar a mi servicio, empoderada por tu furor uterino", lo cual, lejos de arreglar nada, lo EMPEORA. No contentos con cargarse el personaje de Aurora, la reducen a un perrete fiel. Vamos, que el final me parece malo de solemnidad. Y además, instalado en ese guión cobarde, se queda en el plano "vivieron felices y comieron perdices"
Tampoco ayuda el a priori interesante personaje del capitán, que queda reducido a secundario infraexplotado que pasaba por ahí, y que en una partida de rol sería el típico jugador que tenía un rato libre, se pasa por donde está la partida empezada, le dan un personaje que meten con calzador, y cuando parece que encaja saca el móvil y dice "chicos, ya lo siento, me tengo que ir". Al menos pensaba que de alguna manera iban a estirar la obvia analogía con Adán y Eva, y que el capitán simularía la serpiente (¡aparece en un puto árbol!), ofreciendo de alguna forma una "mejora" que propiciara el desastre. Pero ni para eso da la película, que se queda en el "no es bueno que el hombre esté solo, demosle una mujer para que le entretenga".
Y es una pena, pues la película tenía buenos mimbres para haber sido un interesante thriller espacial sobre aislamiento y relaciones humanas, en vez del despropósito de explosiones, carreras y salvamentos imposibles en el que acaba derivando. Hubiera preferido menos explosión y más buceo emocional en lo que supone que alguien cometa un acto tan horrible porque se ha visto forzado a ello por las circunstancias, empatizando tanto con él como con la víctima.
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