Y mucha lluvia.
Ha sido un fin de semana un tanto atípico, marcado en gran parte por esta gripe que me tiene a medio gas, aunque por suerte no me termina de agarrar del todo. El peor día en ese sentido fue el viernes por la tarde, en el que lo poco que hice, aparte de estar tirado en el sofá viendo capítulos de Friends, fue salir a dar una vuelta con mi señora novia, aunque encerrados en un bar, a causa de la torrencial lluvia.
El sábado tampoco fue un día especialmente activo por la mañana, hacer las compras y ya, y por la tarde, casi noche, a la lonja, a organizar cuadrantes de partidas, para revitalizar un poco las actividades de cara al público de la asociación. Y de paso tirar de las orejas a los vecinos del local de al lado, por dejar la zona común hecha un cisco. Luego a cenar al Subway, y de vuelta en la lonja, una partida rápida al Piko-Piko y a casa, a terminar de estornudar.
Más destacado ha sido el domingo, pues teníamos reunión de esas jornadas de rol que oficialmente aún no puedo anunciar, pero en las que estamos a punto de soltar ya la fumata blanca. Íbamos a decidir hoy ya el sitio, pero hemos tenido que esperar al martes, pues estamos pendientes de una cosa que nos haga decidirnos por un municipio u otro. El resto de la reunión, aunque sea para un tema de ocio, pues no era muy diferente de una reunión de trabajo normal (pero sin cobrar), y al acabar, cena, charla, risas y a casa, que mañana toca ir al otro trabajo, al que sí nos da de comer.
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