La venganza de las frambuesas.
Uno de los principales alicientes de la retroconsola es volver a jugar aquellos RPG de la Super Nintendo que tanto me gustaron, o probar aquellos que en su día no tuve oportunidad. Y si algo caracteriza a esos juegos es que eran largos, y hace falta guardar la partida de vez en cuándo.
Pues bien, me ha pasado ya un par de veces con el Retropie (con Secret of Mana y Terranigma), que guardo y al encender otra vez la Raspberry, la partida no está. Pero no es que no guarde, que lo hace, sino que al apagar el emulador... a veces se van. Y eso, pues claro, dificulta jugar a según qué juegos, de modo que tendré que cacharrear para encontrar la solución al problema y evitar enfrentarme con horror a que una partida de 30 horas se me haya ido por el sumidero.
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