En inglés, 13 reasons why.
Hannah Baker es una adolescente que se suicida y antes de morir graba en unas cintas de casete los motivos que le han empujado a tomar tan drástica decisión y las envía a la gente que más ha tenido que ver en ello.
La premisa, que es verdad que puede no tener demasiado sentido, o cuando menos quedar muy forzada, es simplemente la excusa para contar una historia sobre el bullying, acoso escolar, problema que a esas edades sucede mucho, y puede ser especialmente grave cuando se tiene la cabeza hecha un cacao y la necesidad de encajar.
Lo interesante de la serie es verla teniendo muy claro que es necesario empatizar con los personajes, y vencer la tentación de pensar "no es para tanto", que en cierto modo puede ser así, y no todos los motivos son igual de poderosos, pero hay que saber entender que quien lo sufre sí lo vea de esa manera. Esto no va de juzgar si esos motivos justifican o no, sino de ponerse en su piel y entender que no a todos nos afectan las mismas cosas. Además, tiene el acierto de que va soltando madeja poco a poco, y cuando al final se ve todo en su conjunto, el puzzle empieza a encajar muy bien.
Debo decir sin embargo, pese a que le reconozco sus virtudes, que no me ha terminado de gustar. No por nada, sino porque a ratos se me hacía un poco aburrida, bien por el tema que toca, bien por el ritmo, o porque a veces la forma de ir contando la historia no me terminaba de encajar. Pero sin más, un tema de gustos. Desde luego no es una serie que me arrepienta de haber visto, y además, tampoco es especialmente larga, con 13 episodios de 50-60 minutos.
Tiene, hay que advertir, algunas escenas que resultan bastante duras. Algunas por lo visual, y otras por el mazazo emocional que supone, sobre todo si consigues hacer el ejercicio de empatía que comentaba al principio.
Lo que no termino de ver es que vayan a hacer una segunda temporada, pues creo que la historia ya quedaba lo suficientemente cerrada con esta primera.
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