Mi nuevo centro de trabajo.
Hoy ha sido un día atípico, pues no todos los días empieza uno un trabajo nuevo. Hoy algo antes de las 8 entraba en la que durante una temporada va a ser mi nueva oficina. Allí me presentaba a la gente, y tomaba posesión del que a ratos será mi puesto. Y digo a ratos porque la mayor parte del tiempo estaré abajo, atendiendo al público, pues es un sitio en el que la atención ciudadana, y también la telefónica, juegan un papel importante (¿más batallitas para el blog?).
Por la mañana me han estado explicando algunas de las tareas del puesto, que en esencia es lo que viene siendo un registro, con recepción y envío de documentación (mucho movimiento, pero si sobreviví a la RGI debería poder con esto) y por la tarde (sí, aquí tengo jornada partida) he bajado a ver un poco cómo funciona la atención al público. Hoy sobre todo lo que ha tocado ha sido dar entrada a los documentos que aportan los usuarios. Parecido a lo que ya veníamos haciendo en el mostrador de Nicolás Alkorta pero con otra aplicación y escaneándolo todo (lo que multiplica el tiempo que se tarda en hacerlo).
Entre que me gestionan los permisos y voy aprendiendo a hacer las cosas aún tendré unos días de adaptación, y también puede que me cueste cambiar el chip del nuevo horario. Pero a todo se hace uno, por lo que supongo que ya me haré. Lo bueno, que me voy de donde no me quería ir pero al menos no me voy a donde no me quería ir.
De todas formas, de hoy no me quedo con el primer día de trabajo, sino con los numerosos mensajes de apoyo y cariño que he recibido de mis hasta ayer compañeros. Cabrones, casi me hacéis llorar...
De todas formas, de hoy no me quedo con el primer día de trabajo, sino con los numerosos mensajes de apoyo y cariño que he recibido de mis hasta ayer compañeros. Cabrones, casi me hacéis llorar...
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