El erizo más azul y más veloz.
No daba dos duros por esta película, lo reconozco. En mi época de niño rata era más de Nintendo que de Sega, de modo que el videojuego nunca significó mucho para mí, y esta adaptación para la gran pantalla cantaba a cutre a varias millas de distancia, pero la película, mucho más fresca y divertida de lo que esperaba, ha sido una agradable sorpresa.
No se comen mucho la cabeza y buscan una fórmula que funciona (bicho perseguido por los malos que se hace amigo por casualidad de un humano y tienen que hacer un viaje juntos, con todos los clichés de las buddy movies) y la aplican correctamente, rellenando el metraje con escenas simpáticas y emotivas en su justa medida, muy bien calibradas unos personajes con los que se hace fácil encariñarse (el personaje de James Mardsen es físicamente imposible que caiga mal) y un malo que consiguen que sea todo lo histriónico y ridículo que el Dr. Robotnik merece, y que quede bien, logrando además una excusa perfecta para ser fieles a su diseño original.
Una sorpresa francamente agradable que no se complica la vida, sabe a lo que juega y cumple.
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