José Coronado se convierte en el Chuck Norris español en esta película de mucha acción pero poco sentido, con el tráfico de drogas y el terrorismo islámico como telón de fondo.
El protagonista es Santos Trinidad, un duro y sórdido (y alcohólico) policía que decide que lo de cumplir las normas no va con él, y decide hacer la guerra por su cuenta. Pero como hacer las cosas de forma lógica es demasiado fácil, opta por liarla en un prostíbulo, cometiendo un par de asesinatos gratuitos, para que su antagonista, Charlie el del Comisario (se llama de otra forma, pero es claramente Charlie, que se separó de Pope y se fue a trabajar a la brigada) tenga algo que investigar. Charlie estará acompañado en todo momento por la juez de instrucción con complejo de policía. La juez, que tiene mucho tiempo libre, se dedica a seguir todos y cada uno de los puntos de la investigación, hasta el punto de que solo le falta ponerse a hacer la autopsia. Se ve que el fiscal estaba de vacaciones y alguien tenía que hacer su trabajo, claro.
Por una parte Santos Trinidad se dedica a ir interrogando gente y a tapar las huellas de su triple asesinato, de una forma magistral, ya que la película nos enseña cosas muy didácticas, como que las personas no tenemos huellas dactilares en la mano izquierda, o que los mafiosos ponen una cámara para grabarse a sí mismos traficando con droga. Además la película nos da otra valiosa lección: TODOS los colombianos trafican con droga y TODOS los musulmanes son yihadistas.
La película es entretenida, no lo niego, pero es un completo despropósito, totalmente irreal y carente de sentido en muchos momentos, con un protagonista al que te pasas la película deseando que peguen una paliza. El papel de Coronado queda muy lejos de su brillante Rafael Mazas en "La caja 507", curiosamente del mismo director, Enrique Urbizu, que no consigue aquí acercarse al nivel de aquella.
No habrá paz para los malvados, que tan buena pinta tenía en el tráiler, queda en agua de borrajas. Sin sentido, con momentos ridículos e incluso un poco panfletaria.
El protagonista es Santos Trinidad, un duro y sórdido (y alcohólico) policía que decide que lo de cumplir las normas no va con él, y decide hacer la guerra por su cuenta. Pero como hacer las cosas de forma lógica es demasiado fácil, opta por liarla en un prostíbulo, cometiendo un par de asesinatos gratuitos, para que su antagonista, Charlie el del Comisario (se llama de otra forma, pero es claramente Charlie, que se separó de Pope y se fue a trabajar a la brigada) tenga algo que investigar. Charlie estará acompañado en todo momento por la juez de instrucción con complejo de policía. La juez, que tiene mucho tiempo libre, se dedica a seguir todos y cada uno de los puntos de la investigación, hasta el punto de que solo le falta ponerse a hacer la autopsia. Se ve que el fiscal estaba de vacaciones y alguien tenía que hacer su trabajo, claro.
Por una parte Santos Trinidad se dedica a ir interrogando gente y a tapar las huellas de su triple asesinato, de una forma magistral, ya que la película nos enseña cosas muy didácticas, como que las personas no tenemos huellas dactilares en la mano izquierda, o que los mafiosos ponen una cámara para grabarse a sí mismos traficando con droga. Además la película nos da otra valiosa lección: TODOS los colombianos trafican con droga y TODOS los musulmanes son yihadistas.
La película es entretenida, no lo niego, pero es un completo despropósito, totalmente irreal y carente de sentido en muchos momentos, con un protagonista al que te pasas la película deseando que peguen una paliza. El papel de Coronado queda muy lejos de su brillante Rafael Mazas en "La caja 507", curiosamente del mismo director, Enrique Urbizu, que no consigue aquí acercarse al nivel de aquella.
No habrá paz para los malvados, que tan buena pinta tenía en el tráiler, queda en agua de borrajas. Sin sentido, con momentos ridículos e incluso un poco panfletaria.
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