Ayer terminé el minicurso de improvisación que empecé el lunes. 5 días de maravillosa diversión y risas por doquier, en los que me lo he pasado como un enano aprendiendo el método Harold, y donde las clases de 2 horas y cuarto me parecían de 10 minutos. Ha sido fascinante, y aunque no hubiera aprendido absolutamente nada, que no es el caso, ya me habría merecido la pena.
Ahora queda la pena de que se haya terminado, pero las ganas de que empiece ya lo que es el curso de teatro, al que iré los lunes, pues esta semana ha sido muy positiva. Los ejercicios, a cual más surrealista, nos hacían ahondar en el absurdo (como ser una lenteja a punto de ser ahorcada) y jugar a expresar sentimientos, soltándose la melena. Y conceptos muy interesantes, como que en el teatro hay que huir del "no", y cambiarlo por un "sí y", y otras muchas cosas, que me costaría resumir aquí.
La verdad, ha sido muy enriquecedor, y el grupo de gente que nos hemos juntado ha sido de lo mejor. Sin duda, si tuviera que recomendar este curso de improvisación, lo haría con los ojos cerrados, pues a nada que uno tenga ganas de soltarse y divertirse, cualquiera le puede sacar verdadero petróleo.
Ahora queda la pena de que se haya terminado, pero las ganas de que empiece ya lo que es el curso de teatro, al que iré los lunes, pues esta semana ha sido muy positiva. Los ejercicios, a cual más surrealista, nos hacían ahondar en el absurdo (como ser una lenteja a punto de ser ahorcada) y jugar a expresar sentimientos, soltándose la melena. Y conceptos muy interesantes, como que en el teatro hay que huir del "no", y cambiarlo por un "sí y", y otras muchas cosas, que me costaría resumir aquí.
La verdad, ha sido muy enriquecedor, y el grupo de gente que nos hemos juntado ha sido de lo mejor. Sin duda, si tuviera que recomendar este curso de improvisación, lo haría con los ojos cerrados, pues a nada que uno tenga ganas de soltarse y divertirse, cualquiera le puede sacar verdadero petróleo.
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