Gates, Zuckerberg y Jobs.
Directa a la categoría de thrillers prescindibles, "El poder del dinero" se basa sobre todo en tres pilares: la falta de privacidad que generan las nuevas tecnologías, las inquietudes de una generación perdida que sufre la crisis que le lleva a vivir peor que sus padres y los pectorales del protagonista.
El protagonista (interpretado por Liam Hemsworth, hermano pequeño de Chris Hemsworth, Thor, y en adelante "Thorito") es un talentoso ingeniero de telecomunicaciones que trabaja en una empresa puntera del sector (Garyoldmansoft) y cuando le despiden, se va con sus amigotes de juerga salvaje a costa de la empresa, y en esa fiesta se enrolla con la primera jamelga que pasaba por ahí (nota, el método "me acerco a jamelga y le meto el morro sin más" puede no funcionar si no tienes el físico de Thorito). Pero Gary Oldman Gates, que no es tonto, le pilla y le chantajea, encomendándole una misión: tiene que entrar a trabajar a Appleson Ford, la empresa rival de Oldman, para robarle el prototipo. Y como siempre, el mundo es un pañuelo, y resulta que la jamelga random de la discoteca es una alta directiva de Aplesonford, lo que facilita la tarea de Thorito (o dado que tiene que entrar ahí a robar, el Thorete), que pronto se hace amiguísimo de Harrison Jobs.
De hecho, se hacen tan amiguísimos, que a Thorito le empieza a dar cosa robar el nuevo Ayfon para Gaaryoldmansoft, pero Oldman, que para algo tiene esa cara de malo, empieza a chantajear a Thorito, que da todo un clinic de interpretación con sus caras de estupefacción (Un teleco especializado en diseñar sistemas de rastreo de móviles, concretamente uno por el que te manda un e-mail y mientras tengas ese mail en tu bandeja de entrada tu móvil da su posición con una precisión superior a la de un GPS, se sorprende ante la posibilidad de que puedan rastrear el suyo), y el principal sicario de Oldman, el cirujano de Niptuck, se dedica a gruñirle y a poner caras de mal rollo, mientras Thorito se debate entre el bien y el mal, y un agente del FBI que pasaba por ahí le cuenta que están sobre la pista de Gates y Jobs, Oldman y Ford.
Sigue la cosa con el recital de "ahora te vigilo, ahora te amenazo, ahora te acuestas con la jamelga, que para algo eres Liam Hemsworth", con grandes momentos, como el momento en el que urde un complicadísimo plan para robar una cucharilla usada por la jamelga y poder tener su huella dactilar. A ver, alma de cántaro, es tu novia y te la llevas a tu casa, no puede ser tan difícil conseguir una huella dactilar suya.
Pero bueno, el climax nos lleva a que entre la espada y la pared Thorito se tiene que acabar colando en la sede de Appleson Ford para robar el nuevo Ayfon, y aunque solo es un teleco, eso no le impide deshacerse a puñetazos de un segurata de elite armado, pero cuando llega al prototipo, se desvela que Ford también es malo, y Thorito se encuentra ahora con que los dos magnates le tienen cogido por los huevos y va a acabar en la cárcel.
Pero no pasa nada, porque es más listo que ellos, así que primero se deshace de la sicaria de Oldman (una psicóloga conductista, para más señas), a la que le quita el móvil de las manos delante del jefe, mete un pin al azar para desbloquearlo (si le funcionó en la discoteca, no hay motivo para que no funcione ahora), ve que hay muchas llamadas a un número, y con el argumento de "mira jefe, pone Cuenca y tu archienemigo es de Cuenca, eso significa que esta tipa te está traicionando", que convence a Oldman, se libra de la sicaria y del sicario de Niptuck. Mientras Thorito sonríe poniendo cara de Joseph Fiennes.
Peeero todavía tiene el asuntillo de los dos malotes. No hay problema. Todo tiene solución, así que los reúne, hace que se midan las pollas, graba la conversación sin orden judicial ni nada (procesalmente me suena que si tienes los pectorales de Liam Hemsworth no hace falta orden judicial) y consigue que acaben en la cárcel. Él se libra, claro.
Peeero todavía tiene el asuntillo de los dos malotes. No hay problema. Todo tiene solución, así que los reúne, hace que se midan las pollas, graba la conversación sin orden judicial ni nada (procesalmente me suena que si tienes los pectorales de Liam Hemsworth no hace falta orden judicial) y consigue que acaben en la cárcel. Él se libra, claro.
Después alquila un deportivo de lujo, lo aparca en un barrio pobre de Nueva York para irse con su padre a ver el baseball y luego monta Google en unas oficinas pequeñas de Nueva York.
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