La barra como pista de baile.
Otro año más, las fiestas de Bilbao (este año para mí bastante breves) tocan a su fin, y terminan de la forma que ya se ha convertido en habitual para mí los últimos años, haciendo turno en Moskotarrak.
Un plan bastante parecido al del lunes en su concepto: juntarnos una banda grande de gente para servir bebidas al público y pasarlo bien, para luego ir de fiesta en amor y compañía, pero con más movimiento, como era de esperar, que el lunes. Además, ya desde una hora temprana se empezaba a vender bebida.
Pero no todo lo que venían eran clientes, y recibimos la visita de nuestros "enemigos", komparseros de otras como Trikimailu y Txomin Barullo que, dentro del buen rollo y coña festiva vinieron a invadirnos y a robarnos la bandera, lanzándonos el guante para que hiciéramos lo propio. Y como no podíamos dejar sin respuesta un "no hay huevos", tan pronto como acabó nuestro turno nos fuimos a la txozna de Txomin Barullo a robarles nosotros la bandera. La verdad es que fue algo muy divertido y está muy bien ese aire de camaradería entre komparsas. Algo que, sin duda, repetiremos el año que viene, pues aunque es algo que se viene haciendo desde hace tiempo, yo nunca había participado en ello hasta ayer.
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