La chozna de Alfonso XII.
Una de las cosas que más me gusta de la Semana Grande es cuando toca de hacer turno de barra en Moskotarrak, sobre todo porque nos acabamos juntando una buena tropa (tal vez ayer, en algunos momentos, demasiados) y es muy llevadero, sobre todo por la parte en sí de servir, que siendo tanta gente la verdad es que acabo atendiendo a muy pocos. Eso sí, de lo que no me libro es de la parte de estar ahí desde las 4 de la tarde.
Lo bueno es que la a veces aburrida pero imprescindible tarea de vigilar la caja (por muy bien que nos llevemos todos, ahí hay mucha gente y bastante dinero, que no se puede dejar sin vigilancia) está más repartida, pues ya va habiendo más gente del grupo que es socia de Moskotarrak. Lo malo que este año no ha habido pulseras del poder para todos (se acabaron enseguida, y no tengo ni yo), se agotó rápidamente el ron Brugal y sobre todo, nos hemos quedado sin ponis. No explicaré esto último.
Lo bueno es que la a veces aburrida pero imprescindible tarea de vigilar la caja (por muy bien que nos llevemos todos, ahí hay mucha gente y bastante dinero, que no se puede dejar sin vigilancia) está más repartida, pues ya va habiendo más gente del grupo que es socia de Moskotarrak. Lo malo que este año no ha habido pulseras del poder para todos (se acabaron enseguida, y no tengo ni yo), se agotó rápidamente el ron Brugal y sobre todo, nos hemos quedado sin ponis. No explicaré esto último.
Sí se notó que este año está habiendo menos gente, y sobre todo menos dinero, o al menos esa impresión daba hasta el parón de los fuegos, ya que la recaudación era así como paupérrima, si bien afortunadamente la cosa remontó luego y acabamos consiguiendo un resultado algo más digno.
El sábado repetimos turno, que espero que sea igual de divertido pero más productivo en lo monetario. ¡Gastad, malditos, gastad, pero no pidáis Brugal!
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