Con la colaboración especial de Gorka Arrinda.
A una película de éxito le suele seguir una secuela, y si funciona es cuando ya se empieza a meter en el pantanoso terreno de la tercera parte, donde muchas se estrellan. No es el caso de Gru, que en esta tercera entrega sale airosa, gracias sobre todo a un villano genial, el ochentero y hortera Balthazar Bratt, un antiguo niño actor que, resentido con el mundo, decide orquestar su maligno plan. Un plan que el ex-villano Gru, con la inesperada ayuda de su inesperado hermano gemelo, tendrá que desbaratar.
Esquema sencillo pero eficaz, en una película apta para niños pero con muchas referencias para que disfruten los adultos (todas las del malo, para ser exactos, quien acompaña sus fechorías de una excelente banda sonora y frases que nos retrotraen a nuestra propia infancia). Añádanse al cócktail todo un elenco de situaciones emotivas, bichos monos, y minions haciendo sus gracietas y tenemos una secuela más que aceptable.
Tal vez peca de tener un enfrentamiento contra el malo que se queda sin gasolina al llegar al climax, como si fuera un "lo derrotamos, pero sin ganas", pero en general cumple muy bien y es divertida. Al fin y al cabo, de eso va.
Y deja abierta de par en par la puerta a una cuarta entrega. Mientras la gallina siga dando huevos, no van a dejar de exprimirla, claro.
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