La risa va a ser cuando se rebelen los caballos.
Tercera entrega de las andanzas de los micos más revoltosos y su auge hacia el poder que les llevará a controlar el planeta y dominar a los humanos para tenerlo todo bien atado cuando llegue Charlton Heston en su nave espacial. Y también un poco coñazo, pues no deja de ser un intento de película bélica venida a menos, pero con monos haciendo sus monerías y con un subtexto un pelín maniqueo (monos buenos, humanos malos), que peca de lo peor que puede pecar un blockbuster veraniego: es aburrida.
Los macacos están bien hechos y hay escenas que visualmente tienen su aquel, pero hay muchas escenas que carecen de sentido y no hay quien se las crea (tiene delito decir esto mientras reseño, como si tal cosa, una película de chimpancés que montan a caballo y empuñan armas de fuego, lo sé), pero la película realmente no aporta apenas nada, y el avance en la historia de cómo los simios se hicieron listos hasta llegar a dominar el mundo se queda muy cojo. Da alguna pincelada de los motivos, pero al final es mero aderezo. Lo que pensaba que iba a ser un "y así cayó la civilización" se convierte en una batallita mal contada y sin interés.
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