Se supone que eso era hora punta.
Un clásico que nunca falla de las fiestas de Bilbao es el turno de barra del lunes (sí fallaré, en cambio, al del sábado), que este año ha resultado bastante insípido. Insípido porque ayer hubo poquísimo público, mucho menos que en otros años (en lo que parece una tónica generalizada de la Semana Grande 2017) y como estábamos bastantes para hacer el turno, en ningún momento hubo picos de demasiado trabajo, así que había incluso momentos para aburrirse, a lo que si sumamos que estuve desde las 4 de la tarde hasta algo más tarde de la 1 de la madrugada, pues como que se me hizo más largo que otras veces.
Al acabar, estuvimos en la "trastienda" tomando algo, pero a eso de las 3 y poco ya decidí marcharme, que entre una cosa y otra, estaba cansado. Y no me apetecía emborracharme a esas horas.
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