Los juegos de rol estimulan la mente.
Otra vez, por segundo fin de semana consecutivo (aunque hoy sea martes), toca hablar de jornadas de rol, y esta vez han sido las Umbras que la asociación pamplonica Alter Paradox organiza en Huarte (Navarra).
La odisea empieza el sábado por la mañana, cosa poco frecuente, y fletamos el coche para ir hasta allí. Llegamos, nos instalamos en el hotel, nos acreditamos y tocan las rondas de saludos y demás. Hecho el trámite, me pongo a dirigir otro pase de 7 años y un día, y por la noche juego el vivo Película Tabaco, de gran parecido en su planteamiento con una de mis partidas, cuyo título no diré, por aquello de los spoilers. Al acabar la partida un poco de beber en el parque, y a eso de las 3-4, a dormir.
El domingo por la mañana un poco de hacer nada y de socializar hasta la hora de comer, en el centro comercial junto al hotel, lo que me viene muy bien para echar una siesta de sobremesa. Despierto, me doy un baño y vuelvo al polideportivo a jugar otra partida de rol en vivo, Pan Am, basada en el atentado de Lockerbie. Por la noche, y tras la cena, una fiesta que se queda un poco deslucida con respecto a años anteriores.
El lunes un poco parecido al día anterior, pero sin siesta, pues tengo que dirigir un pase de rol de mesa: La Centuria A. Cuando termina, a cenar (y me siento estafado con los platos combinados de la cafetería del polideportivo) y luego un poco de juegos de mesa, probando Isla Tortuga y Not Alone (este muy interesante). Luego al aire libre a arreglar el mundo y estar de charleta hasta las 4, que mi cuerto decide que es buena hora de retirarse.
Hoy martes, último día: clausura, despedidas y viaje de vuelta (que se queda en 2 horas, no como la vuelta de Mollina, que es un dolor). Unas jornadas relajadas, que me sirven como quien dice para descansar del fin de semana anterior. Ahora vuelta a la realidad, pero al menos estoy de vacaciones.
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