Celebrando la victoria.
Último partido del año y alegría inesperada. Ganar siempre gratifica, pero cuando se está en situación de necesidad y el rival es tan superior (por mal que haya jugado hoy, Unicaja es un equipazo), el subidón es doble.
A eso hay que sumarle un final emocionante, con el que nadie contaba cuando los malagueños se han ido no sé si 9 u 11 puntos arriba en el tercer cuarto y parecían hacer matado un partido que había estado bastante igualado.
El primer cuarto ha estado bien, en el segundo parecía que el partido se iba decantando (30-35 al descanso) y ellos se iban, pero nunca terminaban de rematar.
Pero los jugadores no han perdido la fe (yo no me voy a colgar medallas que no me corresponden, no daba un duro por el partido) y no sol le han dado la vuelta sino que han aguantado bien el tipo en el carrusel de los últimos minutos.
¡Menudo grito he pegado al acabar el partido!
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