Pequeña pero eficaz.
Llevaba ya tiempo queriendo comprar una mesa nueva para el ordenador, pues la mesa en la que lo tenía ni siquiera era un escritorio, pero por A o por B lo iba dejando (es muy fácil acomodarse). Y con la venida del puente decidí meterme en la web de Ikea, hacer el pedido y hoy me ha llegado.
La cosa ya vino con un poco de susto, pues había pedido que me la trajeran hoy, así tenía tiempo de sobra para montarla tranquilamente. Pero el lunes me llaman y me dicen que a causa de la huelga de transportistas, me tiene que llegar el 14, entre las 14:00 y las 18:00 (lo que es malo, ya que normalmente salgo sobre las 15:45 de trabajar). Pero al día siguiente me vuelven a llamar y me dicen que sí pueden traerlo hoy. Eso es bueno.
Un poco antes de tiempo, como a las 13:45, me llaman y me dicen que ya está. Pero esto ya sabemos cómo funciona, que lo que te dan es un amasijo de tablas (como aquella otra vez) y un manual de instrucciones.
Pero el miedo no monta mesas, así que con ella que me pongo (con ella y con las herramientas que esta vez sí me acordé de comprar). Monta que te monta, unas horas entretenido, y dos incendios, tres inundaciones y una invasión de hunos después, cuando parece que ya está... ¡el cajón está al revés! Empiezo a recitar mentalmente la lista de improperios para la ocasión, pero por suerte tiene fácil arreglo, y unos minutos después ya tengo la mesa operativa y en perfecto funcionamiento.
Ahora viene la parte que da más susto: cambiar el router nuevo que me ha llegado hoy sin que explote el ordenador ni se me caduque la leche de la nevera.
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