Pues a ver si viene el primer cliente...
En la Inglaterra de finales de los 50, una mujer decide hacer realidad su sueño y abrir una librería en un pueblo de la costa, ante la oposición de sus habitantes, y con el único apoyo de un anciano que vive aislado y rodeado de libros, que será su principal apoyo.
Fui a verla, no lo negaré, a raíz de su nominación a los Goya y no me desagradó. Es amena y tiene el punto entrañable que promete. Los personajes están bastante bien pintados, y es fácil sentir simpatía por algunos (entrañables Emily Mortimer y Bill Nighy) y coger manía a otros (el deliciosamente abofeteable James Lance, cuyo Milo North casi consigue que le grite a la pantalla, o la venenosa arpía de Patricia Clarkson).
Sin grandes despliegues y con una historia sencilla, La Librería es una película honesta que da lo que vende, y que crea una atmósfera muy acogedora, decorada con referencias literarias.
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