Soltando lastre.
De lo que hablo en el título bien podría dar para una entrada en sí misma, pero ya como que me he acostumbrado a usar la entrada de los domingos para contar lo que dio de sí el fin de semana, así que eso es lo que haré.
El viernes, después de comer tenía una cita con el electricista, para terminar de poner enchufes, cableado y tal, y luego con mi señora novia a cenar y al cine (X-Men, de la que hablé ayer).
El sábado por la mañana más electricista, dejando ya la casa a punto en ese aspecto y pegando una baldosa que se había caído en el baño. ¡Esta semana ya puede venir el pintor!
Por la tarde a la lonja, a jugar al juego de mesa The Others, donde gano manejando al avatar de la pereza (esto es literal), lo que se ajustaba muy bien al calor que hacía. Por la noche me voy de fiesta, que eran fiestas de Irala, y ahí estamos hasta las tantas, arreglando el mundo pero esta vez sin emborracharme, que no apetecía.
Domingo por la mañana voy a la Alhóndiga, donde me inscribo al gimnasio y lo estreno. Hoy ejercicio muy ligero, para coger el punto a las máquinas de cardio y luego a refrescarme en la piscina antes de comer.
Por la tarde rol, nueva entrega de la campaña de Warhammer y terminada la sesión, al piso a bajar muebles viejos, que hoy pasaban del Ayuntamiento a recoger. Algunas de las cosas que he dejado ahí no han tardado ni cinco minutos en ser saqueadas por jawas aleatorios, por cierto.
¡Utini!
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